Con planes de haber subido al Pirinero a hacer raquetas por el valle de Benasque (Bal de Benás), las condiciones meteorológicas y el alto riesgo de aludes invitan a disfrutar de una mañana más tranquila y sin tantos riesgos.
Quedamos Javi y yo para almorzar como Dios manda (unos buenos huevos fritos con longaniza), antes de empezar una pequeña ruta (de unos 27 km) por los alrededores de Zaragoza que nos va a permitir descubrir un aspecto casi descocido de las afueras de nuestra ciudad.
La ruta comienza en el pueblo de Cadrete, hay que atravesar todo el casco en dirección Sur, buscando una pista asfaltada que en pocas curvas cerradas nos deposita en lo alto de los montes circundantes.
Las fuertes rachas de viento casi no dejan salir del coche y hacen muy dificil mantenerse en pie para hacer unas fotografías de Cadrete (arriba) y del Cabezo (abajo), cerro en el que ya habíamos estado en otra ocasión.
El poco 'asfalto' que quedaba sobre el firme deja paso a una pista agrícola en buen estado, que atraviesa una zona esteparia, aprovechada para la instalación de un enorme (o seguramente varios juntos) parque eólico.
Continuamos por la pista siguiendo el trazado más evidente hasta llegar al Corral del Ventero,
donde deberemos tomar la pista que sale hacia el Norte y que poco a poco se adentra en una zona de pinar de repoblación.
Aquí el volante cambia de manos y es Javi quien se atreve con las primeras cuestas con piedra suelta, aunque sin grandes dificultades.
Al cambiar las ruedas de carretera que trae de serie el coche por unas más aptas para el campo el coche gana mucho tanto en tracción como en seguridad.
Seguimos atravesando el bosquete de pinos sin peder la pista principal
y que nos lleva en un corto descenso hasta una zona de vales (valles de fondo plano) aprovechados para la agricultura al ser sumamente pobres los suelos de yesos que forman la parte central de la depresión del Ebro.
Como la pista no ofrece dificultades decidimos poner a prueba la tracción del coche subiendo una rampa bastante empinada y con algunos escalones por enmedio
Aquí Javi ya no se atrevió a 'estropiciarme' el coche y me vuelve a ceder los mandos...
Con la reductora conectada y las ruedas nuevas no hay nada que se le resista al pequeñín
Después de hacer un poco el tonto volvemos a la pista para continuar nuestro recorrido. Hay que atravesar una de las mencionadas vales
y continuar por la pista principal, ya que existen otros caminos que se acercan a los barrancos que nacen por esta zona pero que sólo son aptos para bicicletas.
Toda la mañana buscando barro para probar las ruedas nuevas y lo único que encontramos es este pequeño charquito
Así que hay que disfrutarlo... pasando un par de veces jeje
Divertirse con el barro tiene una pega: después hay que limpiar el coche
Seguimos por la pista y al poco aparece Zaragoza frente a nosotros, dándonos la bienvenida una curiosa prespectiva con la publicidad de Ikea entre las torres del Pilar
Ahora toca limpiar el coche, y volver a casa a comer, que ya es hora!Hasta la próxima!
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