miércoles, 10 de febrero de 2010

CIRCULAR (PEQUEÑA) A RIGLOS

10/2/2010:

Excursión realizada con (y como) alumnos del ciclo medio de técnico conducción de actividades físico deportivas en el medio natural (TCAFDMN) de Zaragoza.
Acceso: en coche 1,5 horas desde Zgz. Tomaremos la A-23 hasta Huesca, una vez allí la A-132 dirección Pamplona y a los 34 km, pasado ya Ayerbe, giraremos a la derecha por la Z-310 hasta llegar a Riglos.

Este recorrido circular alrededor de los Mallos de Riglos nos permite observar la grandiosidad de estas moles de piedra desde todas sus caras, descubriendo a vista de pájaro el paisaje que el río Gállego ha modelado con el paso de los años.



Duración aproximada: 2 h a 2h 30 min, según el ritmo
Desnivel positivo:440 m
Distancia: 4,600 km.


Partimos del parquin que hay a la entrada del pueblo, y junto al lavadero subimos por la primera calle a la derecha (c/ Jose Antonio). IMPORTANTE!: aquí se localiza la única fuente que encontraremos en todo el recorrido.


Al final de la calle se gira para tomar un camino agrícola (antiguo via crucis, equipado con grandes piedras circulares con un hueco en el centro para colocar las cruces), que junto a campos de cultivo y almendros nos lleva en dirección a las ruinas de la Ermita de Santa Cruz.
Nosotros nos acercamos a verla ya que no hay más de 5 minutos.
Regresaremos a la pista y tomaremos una senda marcada que en fuerte pendiente acomete los primeros desniveles hasta acercarnos a los Mallos Pequeños.



Esta senda discurre por un paraje de matorral mediterráneo, afectado por un incendio no hace muchos años por lo que las sombras son inexistentes, pero ofrece magnificas vistas del perfil de la gran mole de los mallos a la izquierda, y del mirador de los buitres a la derecha.



Pasaremos entre el Mallo Colorado (a la izda.) y la visera (a la dcha.)




Una vez en la plana superior (próximo a un refugio) encontraremos un camino entre piedras que nos lleva al mirador de la Espinalba (punto más elevado de la ruta, 1.020m), donde disfrutaremos de unas magnificas vistas de los mallos Pisón y Fire.
Plana superior y refugio, en dirección sur encontramos el camino que nos lleva hasta el mirador



Un poco de historia geológica:

Enclavado en las Sierras Exteriores Riglos y su conjunto de mallos forman el relieve más meridional generado por el choque de las placas Ibérica y Europea, marcando el límite entre los Pirineos y el Valle del Ebro.
Los mallos de Riglos están formados por conglomerados de origen aluvial de color anaranjado denominados en geología como formación Uncastillo. Fueron depositados hace unos 20 m.a. provenientes de la erosión que se estaba produciendo con la elevación de los Pirineos en ese momento. Estas avalanchas masivas de materiales de gran tamaño (de 20-30 cm hasta métrico) se explican por grandes descargas de agua de fusión glaciar en periodos estivales. La formación típica de ‘mallo’ sigue un patrón muy claro, y que se repite en todas las formaciones similares que podemos encontrar a lo largo de las Sierras Exteriores (Agüero, Murillo, Riglos, Salto Roldán…), ya que son todas contemporáneas: se necesita un espesor considerable de sedimentos (250 m) horizontales, que éstos se vean afectados por una red de fracturas ortogonal, y que la acción del agua vaya individualizando pináculos al infiltrarse por esas fracturas abiertas y erosionarlos.

Regresamos al camino y descendemos por la senda pedregosa y estrecha en la que habrá que tener cuidado de no resbalar. Aparecen ante nuestros ojos el circo que forma la cara norte del Mallo Pisón, a la izquierda, y el Mallo Firé a nuestra derecha. La etapa acaba pasando por debajo de esta gran mole llegando de regreso al pueblo. Buena pared para practicar algo de boulder.




CURIOSIDADES:
Este zona es un enclave privilegiado para la observación de la avifauna, en especial de las rapaces. Los buitres leonados son los reyes de este espacio rocoso, pero también nos podemos encontrar con alimoches, águilas reales, milanos, aguila culebrera, córvidos varios y hasta quebrantahuesos.

Cuenta una leyenda que en una aldea llamada Foz de Escalete vivía una bruja cuyo tamaño gigantesco aterrorizaba a los aldeanos y, cansada de esto, levantó los mallos para así poder esconderse y pasar inadvertida.

Famosa es también la leyenda que gira en torno a estos riscos, de Pedro el Saltamontes, que apostó con los vecinos de Riglos que podía saltar desde el Pisón, el mallo más alto, al suelo sin sufrir daño alguno. Sólo puso como condición que los espectadores se alejaran del lugar de caída para verle mejor. Nada más saltar corrió con su mujer y el dinero de la apuesta en dirección contraria y nunca más se supo de él.

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